Publicada en Revista El Gourmet de Abril de 2013. Las dotos son de Santiago Ciuffo.
Los cruceros ya no son lo que eran y eso
es una buena noticia. Hasta mediados de los años 80, el ejemplo de crucero más
a mano era el Pacific Princess, un barco selecto que servia de escenario a la
serie El Crucero del Amor. Con sus estereotipos y sus gags previsibles, la tira
televisiva daba testimonio de esa exclusividad que ofrecían las naves que por
entonces se llamaban transatlánticos –palabra caída en saludable desuso- con
muy pocos pasajeros a bordo. Afortunadamente, hay una distancia oceánica entre aquel
Pacific Princess y la infinidad de servicios que brinda hoy la industria del
crucero. Se trata de un negocio que, pese a la crisis global, sigue creciendo a
una tasa del 10 por ciento anual y que forma parte fundamental del negocio
turístico mundial con una notable capacidad para atender a una franja de
clientes en expansión.